Pensamiento grupal, y cómo manejar la situación


En el anterior post hablábamos de cómo los grupos altamente cohesionados pueden caer en errores e incluso ser muy nocivos merced a una conjugación de factores como la cohesión grupal, un líder autoritario -en ocasiones incluso venerado- que ejerce un liderazgo personalista, y una amenaza (real o inventada, interna o externa). Hemos visto como las decisiones generadas en este tipo de entornos a menudo llevan al desastre, y lo peor es que ni siquiera este tipo de grupos son capaces de darse cuenta de en qué habían fallado hasta que el grupo se deshace.. y algunos de sus miembros, ni aún así. BIen toca ahora ver qué estrategias podemos emplear para evitar caer en estos errores, y para mejorar la toma de decisiones de un grupo. @xacobeiglesias





Si revisamos el anterior post, en él exponíamos algunas de las causas que Jannis señaló como peligros del pensamiento grupal. El primer paso para no caer en el error es precisamente, tener en cuenta que existe esa posibilidad.   En realidad podemos establecer diferentes tipos de estrategias para evitar llegar a semejante final:
  1. Actuar ya en la composición del grupo: Mejor prevenir que curar,no? Un buen equipo esta formado por un amplio rango de personalidades. La pluralidad es el mejor antídoto. Recordemos que lo importante no es aquí ponerse la banderita en la solapa y luego decir que sí a todo. Es preciso evitar a personas que siempre digan sí . La riqueza y fortaleza de un grupo proviene de la suma de las ventajas aportadas por sus miembros. Así Belbin distinguía  una serie de roles en su libro Management Teams -1981- (plant, resource investigator, chairman or coordinator, shaper, Evaluator, team worker, implementer, completer, specialist). Es obvio que no todos los roles pueden ser desempeñados en todos los grupos, pero hay algunos fundamentales, sobretodo en organizaciones políticas, como el “creativo”, el Coordinador – que se asegura que todos pueden contribuir a debates y decisiones-, el impulsor, el cohesionador, o el implementador – el pensador práctico que pone los pies en el suelo-. Mención aparte merece el líder del grupo. Este tipo de considerandos actúan rompiendo la homogeneidad del grupo, haciendo pues más rico el acervo conjunto y ampliando su campo de visión. Es además importante hacerlos permeables, con salidas y entradas. Un grupo así constituido, y que mantenga un plano horizontal es difícil que termine adoptando un pensamiento grupal
  2. Aceptar los conflictos: Los conflictos son algo cotidiano. Las diferencias de criterio son sanas y estimulan el debate. Tenemos la tendencia a no reconocer que el debate es el medio que nos permite tener una visión amplia del problema al obtener un resultado realmente evaluado por todos. Lo importante no es su propia existencia, sino la gestión que de estos hacemos, y especialmente, el aprovechamiento de los mismos. Además cerrar la espita a una olla a presión sólo lleva a que explote: es bueno de vez en cuanto liberar conflictos y fomentar el debate.
  3. Generar un ambiente de igualdad: Es preciso dejar claro que cada quien tiene su propia opinión, y que todos tienen libertad de decir y pensar como quieran. Es bueno que todos expresen su opinión. Es más, un buen líder anima a que se piense diferente, porque al final, si lleva razón, fortalece su posición y si no la lleva, evita caer en errores. El límite, claro está, es el insulto y el trato ofensivo. Por otro lado no es bueno que el líder del grupo exprese sus opiniones antes que los demás. Es mejor esperar a que todo el mundo se exprese para no infuir… quien sabe? a lo mejor el líder estaba equivocado y evita así exponerlo.
  4. Las prisas no son buenas: No es buena idea tomar una decisión apresurada dentro del equipo. Las reuniones pueden, y deben, llegado el caso, suspenderse, pudiéndo ser retomadas después.
  5. El especialista: Se puede incorporar a un experto que de la visión de la experiencia: esta persona “no” debe dar ninguna opinión, sino ceñirse a los hechos.
  6. Desarrollar técnicas de búsqueda de información y de decisión que puedan ayudar el pensamiento grupal :
    1. Brainstorming: Este método se basa en aplazar el juicio sobre la idea que vamos a expresar, y sostendría que muchas buenas ideas desaparecen ante cohartadas por el propio individuo, quien entiende que son poco realistas. Esta técnica puede superar el miedo a expresar una idea en contra del criterio general del grupo, porque permite el flujo de ideas sin autocensura. Una variante sería el Brainwriting… si bien esta técnica funciona mejor con grupos que no se conocen.
    2. Técnica de los “SixHats“, que pretende llevar encontrar una descripción de los problemas desde muchos puntos de vista sin tratar de juzgar lo que está bien o mal. Enfrenta al grupo a una realidad de matices, dónde no hay negros y blancos, y permite así visibilizar problemas ocultos, impide el pensamiento único y ayuda a poner de acuerdo a personas muy diferentes.
    3. Abogado del diablo”: originalmente este oficio en derecho canónico lo ejercía alguien con objeto de exigir pruebas y detectar errores en la documentación aportada para demostrar los méritos de un santo o un Beato. Por extensión se usa para designar a personas que defienden un posición en la que no creen. Jannis pensaba que los líderes debían asignar este papel a una persona del grupo, cuyo fin no es cuestionar la decisión grupal desde varios puntos de vista. En este sentido, parece probado que sugerencias críticas e informaciones anónimas son útiles contra el pensamiento grupal porque se pueden proponer sin que el individuo sea identificado.
  7. El papel del líder: Esto debería poner en alerta al menos a los líderes del grupo, sobre todo si lo que les importa es que ese grupo cumpla sus objetivos. Cabe también la posibilidad de que el grupo esté liderado por alguien cuyo único objetivo sea perpetuarse en esa posición. En esos casos, no habrá posibilidad de corregir la situación, que se verá abocada a una tensión continua hacia dentro y hacia fuera, porque es esta tensión lo que permite al líder mantener el grupo cohesionado ( o como decía Julio César, divide et impera). En esos casos las organizaciones deben disolver esos grupos porque rara vez sirven a otros intereses que a los de sus líderes

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