La reforma constitucional hacia un estado cooperativo (2): Dominación y Derecho a la Libertad
Continuamos con la traducción del artículo de Thenextsystem.org, en esta parte el autor se centra en revisitar el concepto de libertad, para contrastarlo con la situación real y examinar sus efectos. Resulta interesante porque ya desde Marcuse, se entendía que él programa emancipatorio de la modernidad había concluído.
Sin embargo, él autor llega a la conclusión, que comparto, que los seres humanos no son libres, identificando las nuevas cadenas que les atenazan.
Sin embargo, él autor llega a la conclusión, que comparto, que los seres humanos no son libres, identificando las nuevas cadenas que les atenazan.
La libertad neoliberal
Según el texto, tendemos a usar la palabra libertad en un sentido específico. En su mayor parte lo entendemos como la ausencia de interferencia. Así Hobbes “un hombre libre es aquel, que en esas cosas que por su fuerza e ingenio, no tiene impedimento para hacer lo que él tiene la voluntad de hacer. “ El mismo Hobbes trató de ofrecer una descripción puramente materialista de la libertad, en la que sólo el comportamiento de la materia en movimiento sería suficiente para explicarla. Es cierto que sus seguidores prácticamente han renunciado a esta ambición, aunque por lo general sólo permiten que los estados psicológicos más inmediatos y sustanciales entren en su relato de lo que significa no ser libre (Henry Sidgewick “somos libres si actuamos sin coerción física o confinamiento, o amenazas que nos auguren con consecuencias dolorosas”).
Por tanto, si nadie le detiene físicamente, o le prohíbe de hacer algo, es usted libre de hacerlo. Es un tipo de teoría cuantitativa de la libertad: cuanto más interferencia encuentras, menos libre eres. Por esta razón la interferencia del estado es siempre una disminución de la libertad. Es cierto que podríamos aceptar pues estas limitaciones por razones pragmáticas, pero al final no podemos escapar al hecho de que nuestra libertad se reduce. De ahí se deduce también que la forma del estado no sería irrelevante. Siguiendo este camino llegaríamos al absurdo de que las democracias con sus regulaciones y decretos nos podrían dejar menos libres que las autocracias. Este es en resumen el planteamiento neo liberal que estoy seguro habéis oído ya en tertulias y radios.
La relación de dominación y la forma de Estado
Hay otra tradición para la que la libertad se contrasta y se construye con la esclavitud. Los esclavos están dentro del poder de otra persona (o como decía el derecho romano “in aliena potestate sunt”). De aquí, si estamos sometidos al poder de otra persona, ésta (el amo) puede interferir a voluntad en nuestros asuntos, incluso si eligen no hacerlo existe la posibilida. Aquellos que ejercen el control o su posibilidad, se relacionan con nosotros como “dominus”. No tienen que ejercer influencia psicológica sobre nosotros, ni controlarnos físicamente, siempre que tengan el poder o la posibilidad para hacerlo. Como vemos ni siquiera necesitamos saber que alguien puede interferir en nuestros pensamientos o acciones para que puedan dominarnos.
En esta forma de pensar sobre la libertad, la cuestión clave no es la cantidad de interferencia (cuantitativa) sino su calidad, es decir requiere la posibilidad de imponerse contra la voluntad del dominado. Podemos experimentar la interferencia y permanecer libres, siempre y cuando la interferencia no sea arbitraria y la consintamos. La autoridad legal no es lo mismo que "aliena potestas".
Del mismo modo, si no experimentamos interferencia real alguna, pero somos vulnerables al capricho de otra persona, somos sustancialmente no libres. Desde este punto de vista, el individuo no puede ser libre si vive en un régimen autoritario o dictatorial. La forma del estado es crucial ya que “si vives bajo cualquier forma de gobierno que permita el ejercicio de poderes prerrogativos o discrecionales ya estarás viviendo como un esclavo” (Quentin Skinner).
Del mismo modo, si no experimentamos interferencia real alguna, pero somos vulnerables al capricho de otra persona, somos sustancialmente no libres. Desde este punto de vista, el individuo no puede ser libre si vive en un régimen autoritario o dictatorial. La forma del estado es crucial ya que “si vives bajo cualquier forma de gobierno que permita el ejercicio de poderes prerrogativos o discrecionales ya estarás viviendo como un esclavo” (Quentin Skinner).
La idea de que la diferencia entre izquierda y derecha es equivalente a la linea que se extiende de la igualdad a la libertad, se fractura por esta noción de libertad: Las sociedades altamente reguladas pueden disfrutar de algo que se acerca a una libertad perfecta si todos los sujetos a las regulaciones lo aceptan y se aplican de manera no arbitraria.
Como veremos, los bajos niveles de violencia física y la intimidación coercitiva pueden reducir radicalmente nuestra libertad si se aplican de manera arbitraria, o especialmente si se complementan con oportunidades de interferencia que escapan a nuestra conciencia. Porque mientras que el poder legalmente reconocido de un amo romano sobre un esclavo era en principio absoluto, esta relación no agota las posibilidades de relaciones de dominación entre los seres humanos.
Como veremos, los bajos niveles de violencia física y la intimidación coercitiva pueden reducir radicalmente nuestra libertad si se aplican de manera arbitraria, o especialmente si se complementan con oportunidades de interferencia que escapan a nuestra conciencia. Porque mientras que el poder legalmente reconocido de un amo romano sobre un esclavo era en principio absoluto, esta relación no agota las posibilidades de relaciones de dominación entre los seres humanos.
El orden constitucional existente no hace mucho para asegurar nuestra nuestra libertad en el sentido de “existencia no dominada”. Como ciudadanos, no gozamos de un derecho a tierras y recursos productivos, ingresos o vivienda. La mayoría de nosotros dependemos de nuestros empleadores para subsistir y, a menudo, tenemos poca o ninguna protección si deciden tratarnos injustamente. Tampoco existe una manera de asegurar que nuestra posición social se relaciona con el servicio a la comunidad. Si buscamos un estatus público, estaremos a merced de intermediarios que pueden actuar caprichosamente para negarnos la buena reputación y los votos que nuestros conciudadanos estarían encantados de otorgarnos. Mientras, tanto las autoridades públicas como los magnates pueden entrometerse en nuestras vidas de manera bastante arbitraria, ya elijan hacerlo, ya no.
La república es la forma de estado que busca asegurar a sus ciudadanos el derecho a la libertad como libertad de dominación. Funciona en el entendimiento que sólo los ciudadanos de un estado libre, pueden y deben ser libres. El derecho a la libertad es un derecho individual que implica una forma del estado. En una república democrática, todos los adultos son ciudadanos y la igualdad política formal se ve sustentada por nuestra relación igualitaria con el estado. Cumplir con este derecho requiere poderes para dar forma al debate consecuente, tanto el que rodea y dan sentido al estado, como para denunciar los esfuerzos de dominación. Incluso si ese derecho individual implica un conjunto de instituciones colectivas desconocidas, no debemos olvidar que es un derecho.
Mientras dependamos de la voluntad arbitraria de otro para nuestra subsistencia, es difícil afirmar que somos libres. Si bien algunos de nosotros podíamos encontrar un empleo alternativo, en el caso de ser despedidos, o de que dejáramos un empleo después de haber sido acosados o maltratados, algunos tendrían dificultades y otros sufrirían daños importantes. No podemos saber con seguridad en qué categoría caemos. Esto sugiere que los subsidios sociales deberían estar disponibles por derecho, no sólo para el beneficio de quienes se encuentran sin trabajo, sino también para proteger a los trabajadores de los insultos o injusticias de sus empleadores. También sugiere que los trabajadores tienen el derecho de organizarse para reducir su vulnerabilidad al poder arbitrario en el lugar de trabajo. En efecto, una república democrática completa querría democratizar el lugar de trabajo de forma que los individuos pudieran garantizar el acceso independiente a los medios de subsistencia.
Este derecho general de estar libre de dominación tiene implicaciones para la extensión y la naturaleza de la actividad estatal. Sin un derecho general al ciudadano de la salud no somos libres de aceptar un trabajo o dejarlo. La abrumadora necesidad de cubrir las condiciones existentes o de asegurar el tratamiento para las personas dependientes o de protegernos contra riesgos futuros nos hará vulnerables a la presión de nuestros empleadores, presión que no necesita trasladarse a la realidad sino que puede ser virtual. Aquí podemos ver las limitaciones del intento tradicional de entender la falta de libertad en términos de interferencia física y amenazas coercitivas. Dado que todos somos vulnerables a las enfermedades y las lesiones, si sabemos que se nos pueden negar tratamientos efectivos si carecemos de medios materiales no somos libres en un sentido significativo ya que nos vemos obligados a elegir quedar una condición de dependencia.
La manipulación como forma de dominación
Phillip Petit, basándose en el relato romano de libertad, afirma que el poder de interferir arbitrariamente en la vida de otra persona suele ser reconocido como tal por ambas partes. Los recursos utilizados, el poder financiero, el cargo político o las conexiones sociales, tienden a ser evidentes y detectables, de forma tal que donde una persona tiene un poder de dominio sobre otra en virtud de una desigualdad de tales recursos es una reconocido por ambos como que eso es así. Pero también reconoce que no siempre es así.
La excepción es el caso en el que una persona o grupo social está en condiciones de ejercer la manipulación desde la trastienda ya sea manipulando las opciones o manipulando los resultados esperados o los resultados reales. Cuando la dominación se logra de tal manera no será una cuestión de reconocimiento común qué unas personas cae bajo el poder de otras.
Sería un error tratar la manipulación como una desviación marginal de la explicación ordinaria de las relaciones de poder arbitrario. La manipulación es diferente en el tipo de interferencia arbitraria que es entendida como tal por aquellos que la experimentan. En su forma pura no es un amenaza de hostilidad o una agresión abierta: es un estado de guerra en el que una de las partes no sabe que las hostilidades ha comenzado. La mera posibilidad de que se nos domine de esta manera, debería de ser una preocupación apremiante, y saberlo debería ser la más importante de cualquiera que aspire ser verdaderamente libre.
Incluso cuando la dominación sea experimentada conscientemente tanto por el autor como por el objeto, es posible que ninguno necesariamente lo reconozca como tal. Las víctimas pueden ser manipuladas para pensar que su condición es natural inevitable, o una consecuencia justificable de vicios y virtudes personales, y que la interferencia no es arbitraria sino consecuente. Algo así se puede ver en el dogma que rodea a la de contratación laboral donde un individuo cuya vida se desintegraría sin un trabajo remunerado se contrapone a la situación de una corporación que maneja recursos efectivamente ilimitados como si ambas situaciones fueran comparables..
La manipulación tiene como fin proteger otras formas de poder arbitrario en un sistema político que, al menos en teoría, ofrece reparación a través de la acción política. Las personas no se alzarán contra formas más obvias de dominación si se les persuade de que las vean como hechos incorregibles de la vida. Pero además, es que hay recompensas inmediatas por ser manipulado, incluso si no está manipulación reduce la posibilidad de un mejor al futuro. De esta forma, es una forma de consuelo para el trabajador creer que no hay alternativa al orden existentes. Pero esa creencia puede hacer también que el activismo político parezca una pérdida de tiempo. El racismo y el sexismo, añadidos al cóctel, le ofrece una apariencia al trabajador blanco de estar en situación de poder dominante por encima de otros, a pesar de que en la práctica, defender estos ismos hace mucho más difícil construir coaliciones contra una dominación que es, en realidad, compartida. La manipulación logra su objetivo gracias a que el enfoque manipulador se acompaña de placebos.
Pero la manipulación no solo afecta aquellas personas indefensas. Los funcionarios públicos y los políticos también están sometidos a enormes esfuerzos de persuasión corruptora.Incluso aquellos que no son manipulados directamente pueden convertirse también en víctimas de la manipulación: una vez que un gran número de ciudadanos ha sido engañado para que piensen que un determinada acción es imposible, o sería desastrosa, su falsa creencia limitar a nuestras opciones políticas independientemente de nuestras creencias y preferencias. Por ejemplo podemos estar mal informados acerca de lo que pase en el mundo si sólo estamos informados sobre lo que ciertas personas piensan acerca de estos eventos. Por ejemplo la importancia de la amenaza del cambio climático podría ser manipulado para hacer pensar que las mayoría de las personas son indiferentes al peligro. Y eso tenderá a desanimar a buscar un consenso para los tipos de acciones e intervenciones que son necesarias y urgentes en el proceso productivo.
Una manipulación exitosa, por su naturaleza, escapa a la detección, al menos por un tiempo. Sin embargo podemos tenemos amplia evidencia de que tal evidencia tiene lugar y a gran escala. Si pensamos que la interferencia sensible de los intentos que vemos constituyen sólo una porción del total, nos damos cuenta que la manipulación no es solo un tipo particular e inusual de dominación. es un contexto habilitador que nos prepara y nos reconcilia con una falta de libertad mucho más general. De hecho parece probable que el acuerdo político y económico actual pueda ser descrito como un tipo de feudalismo impersonal que solo sobrevive gracias a un proceso continuo y generalizado de manipulación. No podemos descartar la posibilidad de que estemos en manos de poderes invisibles especialmente porque la mayoría de nosotros vivimos en un acuerdo de dinero y crédito que no entendemos y eso entrega gran parte de nuestros ingresos de por vida a personas que nunca conoceremos.
El derecho general a la emancipación de la dominación conlleva una serie de derechos subsidiarios alguno de los cuales se ha descrito anteriormente. Pero también conlleva una forma de estado que protege al ciudadano de la manipulación y otros tipos de dominación más explícitos. En las siguientes dos secciones el autor expone algunas de las características institucionales de este estado.
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